sábado, 24 de octubre de 2015

EL TIMO DE LA GARANTÍA JUVENIL



Por bien o por mal, estamos en España, un país dónde, pese a pequeñas mejoras, tenemos una tasa de paro superior al 20 %, un porcentaje que la OIT considera inadmisible e insostenible para el correcto desarrollo de la economía de un país.

Y, en el caso de los jóvenes, dicho porcentaje es todavía superior, llegando en algunas autonomías a un intolerable 50 %.

Siendo consientes de ello, desde la Comisión Europea se decidió destinar una amplia partida presupuestaria a ello, creando el plan “Garantía Juvenil”, y repartirlo entre los distintos países que forman la Unión Europea.

En el caso de España se trata de uno de los estados más agraciados con esta medida, con casi 1900 millones de Euros recibidos para su desarrollo. A partir de aquí, esta cuantía se distribuyó a los gobiernos de las distintas comunidades autónomas.

Y EN CATALUNYA SE QUEDA ASÍ:

En el caso de Catalunya, al tratarse de la segunda autonomía más poblada de España (por detrás de Andalucía), la cuantía recibida fue también la segunda mayor recibida, con 80 millones de Euros al año.

En el caso de Catalunya, la gestión directa de la garantía juvenil corrió a cargo de las 4 cámaras de comercio de las que se dispone (Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona), además de sus respectivas oficinas satélite, mientras que la Generalitat se ocupó de repartir el dinero y hacer una extensa campaña publicitaria.

Con anuncios televisivos cómo este:
 

En el caso de Catalunya, los requisitos son ser desocupado entre 16 y 30 años, sin trabajo desde hace un mínimo de un mes y sin recibir formaciones desde hace 4 meses.

Con estos requisitos, aparentemente accesibles, y con una tentadora campaña publicitaria, en la que se comprometen, en 4 meses, a TENER ASEGURADO un puesto de trabajo, una formación que garantice inserción o asesoría en emprenedoría, el aluvión de peticiones de jóvenes catalanes ilusionados con conseguir un ansiado puesto de trabajo en este programa consiguió un éxito rotundo, en la primera etapa de inscripciones. De hecho, según fuentes oficiales, han llegado a los 15000 inscritos en septiembre del 2015 y medio (aproximadamente el 70% de los catalanes que cumplen estos requisitos), con lo cuál la Generalitat se podía autoproclamar de triunfadores por dicho éxito.

NO TODO LO QUE RELUCE ES ORO, SI NO HUMO:

Y, tras el éxito que quiere autovenderse la Generalitat, está la cara oscura, que es la agonía que, cómo yo, miles de jóvenes catalanes vivían al empezar a descubrir el timo y la cortina de humo que se ha vendido con esta campaña publicitaria tan potente y tan bien gestionada y organizada.

Dado que no conozco todos los casos uno a uno, pese a tener constancia de que hay muchas quejas de jóvenes por no cumplir lo que se dice en el anuncio, voy a contar mí caso, el cuál sí me consta que hechos parecidos han vivido otros.

UNA AGONÍA COMPARTIDA:

En diciembre de 2014 escuche en la radio el anuncio de la garantía juvenil, a lo que me documenté, y fui rápidamente a documentarme para que se pueda conseguir un puesto de trabajo en los 4 meses que se prometían en el flamante anuncio.

Tras saber cómo es el programa y obtener los documentos necesarios, acudo a las distintas oficinas para traer todos los documentos exigidos.

Finalmente, a principios de enero de 2015 está todo en orden y oficialmente empiezan a contar los 4 meses para que me den un puesto de trabajo. Tienen hasta medianos de mayo para cumplir con la promesa.

Va pasando el tiempo y no dicen nada. En febrero me hacen asistir a una sesión informativa en la oficina del SOC de Premià de Mar, dónde no hacen otra cosa que enseñar enlaces, tarea que se puede hacer en casa y ahorrarse el viaje.

A medianos de mayo logro, por mí cuenta, un trabajo bajo contrato de 9 días, completamente legal, con la cotización correspondiente a la seguridad social y cobrando. Sin absolutamente ninguna intervención ni de la Generalitat ni de la Cámara de Comercio.

A estas alturas, ya han pasado los 4 meses de compromiso con los beneficiarios para recibir una de las tres cosas que se prometían: Trabajo, formación o asesoría de emprenedoría (en mi caso especifiqué explícitamente que quería trabajo).

Hasta que a finales de mayo me hacen ir a una sesión individualizada de orientación a la oficina satélite de la Cámara de Comercio en Mataró. Allí me hacen una serie de preguntas para saber más acerca de mí perfil y mis intereses, además de dos pequeños exámenes (uno de informática y otro de inglés). Y se comprometen a llamarme “en pocos días” para ofrecerme mi solución.

Van pasando los días, y nada. Hasta que un mes y medio más tarde, a medianos de julio, me hacen hacer un curso al que llaman PICE en la misma oficina satélite de la Cámara de Comercio de Mataró. Dicho curso consta de 3 materias (Inglés, orientación e informática), pero su superación no tiene ningún tipo de validez legal ni se trata de un título que se pueda especificar en ningún sitio.

Eso sí, desde la oficina se comprometen a hacer un segundo curso más específico y que garantice un puesto de trabajo… Previas vacaciones de los funcionarios durante todo el mes de agosto, dejando a los jóvenes necesitados literalmente tirados sin cumplir el compromiso, y seguir pasando el tiempo de espera para ver un resultado.

Esto sí, a finales de agosto, me llaman para ofrecer un curso de inglés con certificación de nivel A2, es decir, cómo sí no hicieran nada, puesto que mí nivel de inglés es equivalente a B2.

Y en septiembre me ofrecen un curso en una academia de Barcelona para formarme en seguridad privada. Ante la desesperación por ver el incumplimiento que hacen del programa y lo que se me promete el anuncio, terminé aceptando el curso a desgana, pese a que no siento interés y a que la forma de llegar hasta la academia no es precisamente cómoda. Además de ello, también perdí más de 100 € de mí ajustado bolsillo en desplazamientos y manutención (para quién no lo sepa, estoy ajustando mucho el presupuesto y cada vez como menos por la delicada situación económica en la que estoy).

Desde aquí quisiera dar las gracias a los profesores de dicha academia, por ser más honestos conmigo ellos desde una empresa privada que desde la Generalitat y su engañosa Garantía Juvenil. Y es que hacer este curso sólo sirve para tener un título (llamado TIP), además de necesitar otros 100 € mínimo, pero en absoluto te da un puesto de trabajo, que era uno de los compromisos de la Garantía Juvenil, almenos en Catalunya.

Fue no terminar el curso que me llamaron otra vez para ofrecerme más cursos, evidentemente, sin inserción laboral. Y llega un momento en el que uno se harta de que le timen con llamadas de los vendedores de humo profesionales de la Generalitat.

Al terminar el curso de seguridad privada, y darme cuenta de su no-utilidad, ni del curso ni de la Garantía Juvenil, fui a la oficina del SOC de Premià de Mar a solicitar que me dieran de baja. Ante la perplejidad de la funcionaria (la cuál afirmó no encontrarse nunca con esta petición), me dijo que “Lo debes hacer tú en la página web”. Para alucinar la conducta de los funcionarios, que con trabajo de por vida y un buen sueldo no son capaces de hacer algunas cosas ellos con el ordenador.

Por cierto, ya que me lo preguntaron, al decirme por qué razón me quería dar de baja de la garantía juvenil, les dije que me siento estafado por no cumplir lo que dicen y sólo ser capaces de ofrecerme cursos.

OFRECER CURSOS ES CÓMO NO HACER NADA:

A todo esto, añadir que, pese a que el curso tenga un coste de 0 € por parte del alumno, sí que tiene coste el desplazamiento, la manutención, las tasas (en caso de existir), etc…

Además de ello, son cursos que no tienen ninguna tipo de inserción laboral, cosa que no informan de ello. Y además, te acosan por teléfono de forma bastante continuada para ofrecerte otro y otro curso, pese a que en mi caso especifiqué explícitamente que no quería.

Así pues, aquí tenéis lo que es la garantía juvenil. Vender cursos para enriquecer a las academias, dejando sin futuro a miles de jóvenes catalanes ilusionados con un futuro mejor, y dándose a ellos mismos autoaplausos por decir que lo hacen bien. Todo ello vendido masivamente en televisión y radio mediante técnicas de publicidad engañosa.

Te venden que te darán trabajo, y no cumplen. Esto es lo que se llama aprovecharse del sufrimiento de las personas, tener la sangre muy fría.

Espero que a los lectores, tras leer esto, no caigan en el timo de la Garantía Juvenil de Catalunya.